Mencionar a la legendaria marca del cocodrilo es trasladarse a la invención y la originalidad. No en vano, su creador René Lacoste, quizá el más famoso de los cuatro mosqueteros de Roland Garros, decía de sí mismo: “¡Inventor! Es la profesión que yo pondría en mi tarjeta de visita. He estado inventando toda mi vida”.
La atmósfera de uno de los más prestigiosos torneos ATP Challenger sobre tierra batida que hay en
una capital de Europa, el de la Comunidad de Madrid por Mercedes-Benz Star Madrid, se ha enriquecido en esta séptima edición del evento merced a la presencia de las fragancias de la línea L.12.12 de Lacoste.
Una denominación que, aunque asociada a la más reciente entrega de productos de la compañía -para
recordar el primer polo ideado por el creador de la marca-, recuerda a la nomenclatura de las raquetas de
tenis de este sello, y muy especialmente a la elegante y exclusiva edición limitada LT12, lanzada hace justo diez años, como inédito concepto híbrido al estar construida por tres tipos de madera: nogal, tilo y balsa, y por grafito de alto módulo, como el empleado en aeronáutica.
Ahora, 57 años después de que la marca introdujera en el mercado su primera fragancia, ha llegado esta L.12.12 que es toda una declaración de estilo. Se trata, en realidad, de un dúo de fragancias que se asientan en la identidad y las reglas del juego inspiradas en aquel icónico polo, prenda clave del vestuario Lacoste. Las fragancias de la línea L.12.12 ofrecen composiciones únicas, con notas amaderadas o aromáticas, para expresar el estilo con libertad.
Por supuesto, el emblemático cocodrilo adorna los frascos como símbolo de autenticidad, confianza y juego limpio (nunca mejor dicho). Al igual que en la moda, las fragancias Lacoste destacan por su equilibrio perfecto entre sofisticación y frescura.
Creaciones con carácter que rinden homenaje a la herencia deportiva de la marca y a su visión del estilo: el chic relajado, esa elegancia sin esfuerzo que definía al mismísimo René Lacoste. Desde 1968 el universo olfativo de la marca no ha dejado de evolucionar, enriqueciéndose con composiciones versátiles, auténticas y con el sello French Fashion Sport: una actitud, una forma de estar.
Es incuestionable que la marca del saurio verde ha sabido trasladar su creatividad única de las pistas de tenis a las calles y las pasarelas, mezclando estilos, provocando encuentros inesperados y convirtiendo su polo en todo un símbolo de elegancia desenfadada.
Esa distinción deportiva nace de la inspiración del propio fundador del sello francés, que también fue
original inventor -más allá de la innovadora vestimenta deportiva de principios del siglo pasado-, por
ejemplo, ideó y patentó una máquina lanzapelotas, fabricada por Dunlop, escribió su propio libro Tennis, se recreó en moldear, o recubrir con cinta quirúrgica, la empuñadura de su raqueta para incrementar tacto y confort; en este sentido, la marca también patentó el Accelero-Damper, otra de las genialidades originales de René en busca de la mejor absorción y confort en la pegada, trabajando en la amortiguación desde la empuñadura (sistema visible en el tapón del puño); y produjo la singular raqueta LT 302 Equijet Racket (1988), con la patente del Equisysteme, que combinaba las ventajas de los cordajes más pequeños y más grandes, exhibiendo una peculiar deformación de la cabeza en su ecuador, a las 3 y a las 9.
Antes, ya había sorprendido al mundo, lanzando la RL07 Lacoste Metal Racket, a principios de los años 60 (pero ideada por René treinta años antes), para cambiar y aligerar la forma de jugar al tenis, con un chasis de acero de llamativo sistema de anillas metálicas como sujeción del cordaje. La esencia de Lacoste se puede respirar en el Club de Campo Villa de Madrid.
Comunicación VII Open Comunidad de Madrid. Hace más de 1 semana
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